Una alimentación se considera sostenible cuando durante su producción se ha reducido el impacto medioambiental, no se agotan los recursos naturales, se respeta a la biodiversidad, y a través de cual se contribuye a la seguridad alimentaria y nutricional. Tener en cuenta qué alimentos se incluyen en la dieta repercute no solo en la salud de las personas sino también del planeta.